Entradas

A ratos...

Imagen
A ratos quisiera vivir en una comunidad. Sí, como en una "secta". Vivir con personas iguales que yo. Me explico: no es que sea yo tan vanidosa y pagada de mí misma, no; es que cada vez hay más días que me quita el sueño la idea de que ser una persona tan sensible sólo trae preocupaciones y frustraciones.   Un amigo me dijo una vez que él había decidido no tener hijos porque no veía justo traerlos a este mundo que les estamos dejando a las nuevas generaciones. Yo suelo mantener mi idealismo y pensar que otro mundo es posible, pero hay momentos, como éste, en los que se me antoja muy complicado.  Quisiera vivir en un lugar donde el dolor se sintiese libre, se abrazase y se acompañase; y, sobre todo, que dicho dolor no se juzgase, sino que se respetase profundamente. Estoy muy cansada de ocultarlo a las personas que, aunque pudiesen ayudarme a sanarlo, sé que inevitablemente van a juzgar y añadir más sufrimiento… y estoy aún más agotada de mostrarlo a quienes, por mucho que

El derecho a estar triste

Imagen
[Tears stream down your face when you loose something you can't replace]          Ha pasado mucho tiempo. Concretamente, 5 años. Dejé de escribir en La Utopía Empática para ser más directa en una sociedad cambiante que cada vez quiere esforzarse menos, decidí compartir en redes sociales las reflexiones que de vez en cuando me apetecía mostrar, y dejé otras muchas a medio escribir, olvidadas en cajones virtuales variados.       Después de Facebook, vino Instagram, y después, las stories de Instagram, y después los estados de Whatsapp, Tiktok, y todas esas plataformas que ofrecen un acceso inmediato a la información, en las que los likes se producen con un simple estímulo visual, cada vez más breve, sin necesidad de leer el texto que acompaña a la imagen. He visto crecer los "me gusta" en publicaciones mías que carecen de sentido sin la reflexión que escribo junto a ellas, y he visto ya demasiadas fotos edulcoradas con frases estilizadas vacías de honestidad e inyectadas co

Jeroglíficos de cumpleaños.

Imagen
Hace días, en el metro de Madrid, empecé a escribir una reflexión que no terminé y guardé. Hoy, unida a otra que me ronda la cabeza desde ayer, os la comparto. Ojalá lleguéis al final leyendo, jaj. En ese caso, gracias por adelantado ;) Quienes me conocéis, sabéis que si hay ocasiones especiales que me gusten, esas son los cumples. Los vivo con tanta ilusión, que hasta ha habido quien se ha echado a reír desconcertado cuando lo he obligado a soplar unas velas pinchadas en una magdalena mientras cantaba con entusiasmo el tan maltratado cumpleaños feliz. Para mí un cumpleaños sin tarta (o similar), velas y la canción (y alguien que te la cante, por supuesto), no es un cumpleaños. Digamos que conservo ese espíritu infantil, algo que no creo que os sorprenda en absoluto, pero me gusta ser partícipe de cómo al menos en ese día las personas más allegadas a ti te regalan un día cargado de sonrisas y buenas intenciones. Obviamente, he de hacer aquí un inciso para expresar mi absoluta prefe

Divagancias.

Imagen
U na de las cosas que me va enseñando el vivir fuera, a una distancia considerable de esas personas con las que me gustaría estar en este preciso instante, es el hecho de aprender a tolerar la realidad del mundo que nos rodea.  Y es que aunque siempre, desde pequeña, he sido una " despiertaconciencias" impertinente y de hecho sabéis que a menudo hago denuncia social y reflexiono no sólo sobre cuestiones existenciales personales sino también comunes, inherentes al ser humano, a pesar de ello, he de decir que afortunadamente he crecido en una burbuja. En cierto modo sigo en ella, y claro está, eso tiene sus grandes ventajas y sus ciertos inconvenientes.  Por una parte, creo que, por suerte, he recibido una buena educación en valores que me ha permitido convertirme en alguien con inquietudes y con el anhelo constante de ser mejor persona; además, quizá en cierto modo haya verdad en esa frase tan de moda de "lo semejante atrae a lo semejante", no por ell

Cuando la excepción te da la razón.

Imagen
[ you know you're gonna live thru the rain... ] ( ♫  Canción con mi lema de título) De todos los defectos humanos, si hay uno que verdaderamente aborrezco, es ese egoísmo que surge como fruto de las frustraciones propias, deseos y anhelos íntimos que se sienten inalcanzables, y que nos hacen creer tener el soberano derecho de amargarle la vida a los demás con nuestros gruñidos.  Ciertamente y modestia a parte, no me gustaría incluirme en ese plural mayestático que acabo de usar, porque, entre otras cosas, me esfuerzo a conciencia para mejorar mi forma de tratar a las personas a través del control de los impulsos y hasta de mis propios sentimientos, dejando toda mi porquería mental para mí o para alguien que algún día se aburra y quiera escuchar objetivamente, sin el afán de protagonismo que implicaría el sentirse aludido por lo que quiera que esté diciendo. Pero en fin, como nadie es perfecto y hay días y hay días, voy a meterme en el saco. Hablando en cristiano

Adiós, Sophie Sheridan.

Imagen
[ …a veces quiero congelar el tiempo, guardar esas imágenes en mí…] P arece mentira.  Cuántas veces me pregunté a mí misma si podría conseguir acercarme a ti, si de verdad podría saciar mi anhelo de ser tú, de meterme en tu piel, y aunque la inseguridad se apoderaba de mí por momentos, tú eras mi desafío, mi oportunidad de vencer mi timidez, mi "autosuperación", y aunque hubiese quien quiso e hizo que pareciese que yo te quería sólo para mí, ambas sabemos que no era una cuestión que tuviese que ver con lo que opinasen los demás. Nos encontramos aquel lejano día, hace ya un año, y desde entonces intenté hacer que nos llevásemos bien, que yo fuese tú y tú fueses yo, sin tener nada más en cuenta, sin atender a envidias o a malos prejuicios de la gente. Yo sé que sólo se trataba de un reto entre tú y yo. "Sólo", qué pobre suena eso.  El caso es que yo quería saber qué se sentía cuando te mereces un aplauso, no en un sentido narcisista, no; quería saber cómo

¡Feliz, feliz, feliz, pero que muy Feliiiiz Año Nuevo!

Imagen
Debo reconocer que me da cierta pereza escribir una entrada para despedir el año, pero es que este año me ha dado tanto, tanto, que creo que es casi una obligación.  [¿qué mejor brújula que el corazón...?] Vamos a ponerle banda sonora a la entrada, como siempre... Es mucha la música que ha marcado este año (bueno, éste... y todos, pero la música que marca mi 2013 es peculiarmente especial...), pero si tengo que escoger, sin duda, tengo que quedarme con uno de mis mayores (para mí el mejor) logros musicales del año: https://www.youtube.com/watch?v=jM9qdor6GYs Mamma Mia! ha sido no sólo un gran reto, sino una manera increíble de descubrirme a mí misma, una forma de encontrar aquella luz que durante mis casi 20 años de conservatorio he andado buscando. A pesar de ese extraño e inútil sentimiento de culpabilidad que sienten algunos músicos de conservatorio cuando se sienten atraídos por una música "popular", cuando uno se propone luchar contra tanto dogma ab