Adiós, Sophie Sheridan.

[…a veces quiero congelar el tiempo, guardar esas imágenes en mí…]

Parece mentira. 

Cuántas veces me pregunté a mí misma si podría conseguir acercarme a ti, si de verdad podría saciar mi anhelo de ser tú, de meterme en tu piel, y aunque la inseguridad se apoderaba de mí por momentos, tú eras mi desafío, mi oportunidad de vencer mi timidez, mi "autosuperación", y aunque hubiese quien quiso e hizo que pareciese que yo te quería sólo para mí, ambas sabemos que no era una cuestión que tuviese que ver con lo que opinasen los demás. Nos encontramos aquel lejano día, hace ya un año, y desde entonces intenté hacer que nos llevásemos bien, que yo fuese tú y tú fueses yo, sin tener nada más en cuenta, sin atender a envidias o a malos prejuicios de la gente. Yo sé que sólo se trataba de un reto entre tú y yo. "Sólo", qué pobre suena eso. 

El caso es que yo quería saber qué se sentía cuando te mereces un aplauso, no en un sentido narcisista, no; quería saber cómo aplaude un público al que has hecho feliz por un rato. Y, en cierto modo, lo conseguí. El problema es que me hizo descubrir que soy adicta a esa sensación.

Siempre, desde que te conocí, quise dedicarte más tiempo. Pero por aquel tiempo yo tenía una carrera tediosa que terminar (o más bien… un título que conseguir), y me las averigüé como mejor pude para atenderte, a ti y a todos cuantos participan en tu historia, cediéndote los momentos que otros habrían pasado tranquila y ociosamente. ¿Cuántas veces te convertiste en mi familia, en mi pareja, en mis ratos de ocio, en mi tiempo libre, en mis fines de semana, en mi eterna conversación… y otras tantas muchas cosas? No podría decir que me arrepiento de haberme embarcado en la aventura que hoy acaba, pero sí siento, con gran decepción, no haber podido seguir trabajando y esforzándome por acercarme más a ti, por hacerte más real, y por mostrarte y contar tu historia y tu sentir a toda esa gente buena que se sienta en su butaca para que les hagas olvidarse del mundo durante dos horas. Aún así, dentro de lo agridulce de la situación, y aunque te sienta como un caramelo que se me escapó en un estornudo, valió la pena mientras duró. 

Han sido muchas las promesas que no se han cumplido. Eso ya sé que me hará tomar nuevas decisiones ahora; pero, ciertamente, sé que las cosas podrían haber ocurrido de otra forma. Fue mucho trabajo... para la poca justicia que te he podido hacer.

Tú querías saber quién eres. Yo quería descubrir un nuevo camino. Qué paradoja, Sophie, tú sigues sin saberlo, y yo sigo sin saber hacia dónde ir. 

Otra vez será...

Al menos nos queda una cosa en común: 

"I've been so lucky, I am the girl with golden hair, I want to sing it out to everybody…" 

Recuerdo que no entendía una de tus canciones. ¿Por qué? ¿Por qué una canción tan difícil de colocar y tan poco atractiva? Sin embargo, hoy más que nunca, "Cómo puede jugar"  para mí cobra sentido. Para Sophie, esa canción hablaba de Bill. Para Elena, esta canción es Sophie. Sea como sea, hasta aquí hemos llegado… y aunque maldigo mil veces, y mil veces más, el no poder seguir dándote vida y voz cada vez mejor, siempre te deberé, a ti y a todos cuantos creyeron en nosotras, agradecida, aquel aplauso conseguido que guardo en el recuerdo. 

"Casi no sé nada de ti, pero te siento muy cerca… No sé por qué, gracias a ti, creo que soy más abierta. Tu voz y tu forma de ser, eres todo un misterio, pero a veces no puedo creer que me tomes en serio, porque aún no sé, cómo puedo jugar…"

http://www.youtube.com/watch?v=SkLdC46m0Pw

[Siento que se aleja...]










Comentarios

Entradas populares de este blog

A ratos...

Jeroglíficos de cumpleaños.

23 + 30