Mazapanes escondidos.


¡¿Abuelo?!

He reído de una manera muy cómica al soltar esa pregunta exclamada sin más, sin pensar.

Buscaba clandestinamente un mazapán… pero no suelen abundar, así que me decidí a rebuscar entre las cajas de mantecados y especialidades que compramos para colaborar con el viaje de fin de curso de una amiga… "en esta caja no, quizá en ésta… ¿éste? ppff, a ver si hay de otro tipo…" Y en ese momento, decido coger las cajas y apilarlas en otro lugar… entonces los he visto, mis mazapanes preferidos, metiditos en una bolsa, escondidos, como en los viejos tiempos, esperando a ser descubiertos por la jocosa ilusión de una niña. 

¡Abuelo!

La sensación ha sido muy extraña, como si de repente volviese a tener ocho años y corriese después de comer a jugar a encontrar los "tesoros" que mi abuelo escondía en algún recoveco de la despensa. Sí, después he descubierto que ha sido mi abuela... pero hay algo de él en todo esto. O al menos creerlo me hace feliz. 

Y con mi sonrisa de oreja a oreja, he vuelto a colocarlo todo en su sitio, eso sí, con mi mazapán en la mano… 

Abuelo...


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