LA APOLOGÍA TONAL QUE SE CONVIRTIÓ EN EL BORRADOR DE ILUSIONES

http://www.youtube.com/watch?v=2mrg2jmCM7c

http://www.youtube.com/watch?v=VTqp4-oNiEY

[mil mañanas de felicidad…]

Esa frase es para mí un escalofrío, una respiración profunda, un suspiro, el gesto inconsciente de morderse el labio inferior, un latigazo de nostalgia…

Quisiera no tener que escribir contra mí misma. Quisiera jurar que estas frases no son auto desmoralizantes, y, aunque parezca que lo son, sí puedo prometer que estoy intentado cambiarlas de color, con gran esfuerzo, eso sí, pero es que no quiero sentirme así. No puedo sentirme así. 

Al fin y al cabo, soy yo misma quien grita encerrada, dentro de esta funda, nueva pero repugnante, este traje gris que me recuerda al traje negro que Spiderman llevaba cuando el aquél extraterrestre raro se le metía en el cuerpo. Una traición tras otra, una mala jugada, siempre el mismo modo de fallarme a mí misma. 

Busco y rebusco, pero no consigo hallar el porqué de mi soberana apatía, de mi repentina torpeza, mi cruda ignorancia. Siempre encuentro una cadena con mil eslabones, pero nunca consigo llegar a su inicio, pues para cuando casi estoy en ese dichoso extremo, me siento demasiado cansada. 

Una parte de mí me dice que realmente soy como un niño que se niega a amoldar unos zapatos nuevos y pretende crecer con los mismos zapatos viejos y pequeños de siempre. Otra parte de mí sabe que mi anarquía es insostenible. Otra parte piensa que sólo es cuestión de hacer de tripas corazón, y yo, yo no sé qué pensar. Después, está alguien allegado que día a día me recuerda directamente que he perdido el interés sobre aquello que antes me hacía ilusión: la música.

Ya salió. Mi manzana de la discordia, mi centro de atracción desplazado. Mi oasis. Mi espejismo. 

Escuchando esa melodía con la que inicio esta entrada, cantada por una voz aterciopelada recién descubierta y cuya valía muchos rechazan y cuestionan, hasta del gremio, por cuestiones extramusicales (quizá también envidia), he volado de nuevo a mi mundo de anarquía elenística (sin hache). El mundo que construí cuando empezaba a convertirme en quien soy, un mundo de colores, alejado de academicismos, marcado por la ilusión por aprender, por la creencia en un talento escondido, por el hallazgo de un motivo para sentirse útil, por la sensación de estar libre de complejos. 

Pero ese mundo era un maldito castillo de arena. O al menos, alguien me lo ha cambiado. O quizá fuese de barro y ahora ya es tierra seca, erosionada. La ilusión se convirtió en obligaciones académicas, los colores no se podían elegir, el talento quedó enterrado, a medio descubrir, los complejos volvieron con más fuerza, y el presente se convirtió en una mera llave del futuro.

¿Quién tuvo la culpa? Yo. ¿Yo sola? No lo sé…

La desmotivación es uno de los principales causantes de la apatía, y hasta ahí sé llegar. Pero, si ya por pura obligación, lo intentas, y no sale bien, ¿qué haces? ¿qué se supone que hay que pensar? ¿que hay que seguir intentándolo? Claro, ¡si yo lo sé! ¡Si yo misma lo digo en mis propias reflexiones! Pero hay veces que el frío es capaz de quemar.

Luego llega esa melodía, a la que vuelvo. Esa melodía tonal. TONAL, con todas sus letras. Para quien no entienda el término musical, digamos que el sistema tonal es una manera de organizar los sonidos muy antigua, tan antigua, que se nos antoja a todos como el sonido "natural". Es un sistema compositivo rechazado en muchos casos (generalizando) por el colectivo clásico, de manera que, si eres un estudiante de Composición y tienes cierto "gusto" para hacer música para cine, o para un cantante de baladas, o para que tu abuela lo cante, eres parecido a una planta: estás vivo, pero pocos se dan cuenta. 

Entonces te das cuenta de que tu única opción es pasar por el aro. 

¿Creatividad? ¿Hola? Fuga de cerebros. Y los que no huyen, se esconden, como el mío.

Pues bien. Esa melodía tonal es pura poesía (venga, llamadme romántica ahora, es un tópico, ya casi que no lo oigo de tanto escucharlo), claro está, desde un punto de vista subjetivo y arcaico como el mío. Llega a mis oídos y la melancolía llama a mi puerta: ¿dónde estaba esta sensación? La había olvidado. Y pensar que por esta emoción (ya sea estética o del tipo que sea: romántica, formalista, me da igual. Emoción a secas) decidí estudiar Música. Qué paradoja…

Luego… luego están aquellos que saben tirar del carro, hasta con los dientes y las uñas. Y los que saben vender muy bien la moto (o la bicicleta). Y los que simplemente tienen suerte. Y tú, sintiéndote un cometa invisible, que brilla fugaz y descalzo, y sólo algunos lo ven, saludando con agrado desde su punto estable.

Pero, ¿sabéis qué? Que no quiero seguir escribiendo. No quiero más lamentaciones. Quizá la resignación vuelva a llamar a mi puerta… la música y su academicismo es así. Pero el tiempo pasa y no puede perderse; no porque tengas que estar fustigándote, sino porque, simplemente, no vuelve. Y eso es algo que tenemos que aprender, en honor a aquellos cuyo reloj se paró demasiado pronto.

Manu, ojalá la semana que viene pudieses decirme otra vez en cierta clase "Elena, esto es un rollo". Nunca podré olvidarte.



[…para que nunca amanezca…]

Comentarios

  1. Que tu sonido sólo encuentre reconocimiento en tí misma no es malo. Al contrario: es tu sonido. Que tu sonido vaya evoluciando y tú te des cuenta de ello y que aún así siga sin reconocimiento por estos lares no es malo. Al contrario: es tu sonido creciendo.
    Que veas que como Manuel te dijo "ésto es un rollo" es lo más sensato que he oído en mucho tiempo sobre lo que hablabla. No tuve la suerte conocerle pero en este sentido del "rollo macabollo" le entiendo y nos sentimos quizá todos vinculados con él y con todos nosotros.

    No te sientas tan apartada. Nos debemos un café la semana que viene y tengo que proponerte algo importante. Y no importante de cara a la galería que es la que cree ganarnos la batalla, sino para nosotros mismos. Ese café tiene que ocurrir, va a haber grandes cambios, lo presiento.

    Un abrazo fuerte Utópica empatía. (me gusta más que lo otro)

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  2. Muchas gracias por tu comentario... Sabes, lo que más me gusta y más de anima al estar en el dichoso lugar en el que estoy, es la oportunidad de conocer a gente tan genial y tan buena. ¡No sabes lo que te agradezco tus palabras, en serio!

    ¡Espero ese café con impaciencia!

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